sábado, 31 de enero de 2009

Enseñanzas

Esta es la historia de un muchachito que tenia muy mal carácter.
Su padre le dio una bolsa de clavos
y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia,
debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchachito clavo 37 clavos detrás de la puerta.
La semana siguiente, a medida que
el muchacho aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez

menos clavos detrás de la puerta.
Descubrió que era más fácil controlar su genio, que clavar

clavos detrás de la puerta.
Llego el día en que pudo controlar su carácter durante todo él día.
Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un
clavo cada día que lograra controlar su carácter.
Los días pasaron y el joven pudo anunciarle a su padre que no
quedaban mas clavos para retirar de la puerta...
Su padre, lo tomo de la mano, y lo llevo hasta la puerta

en donde Le dijo: has trabajado duro, hijo mío,
pero mira todos esos hoyos en la puerta.
Nunca mas será la misma.
Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas Cicatrices
exactamente como las que ves aquí...

Tu puedes insultar a alguien y retirar
lo dicho, pero del modo como se lo digas lo desbastaras,

y la cicatriz perdurara para siempre.
Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.
Los amigos son en verdad una joya rara.
Ellos te hacen reír y té animan a que tengas éxito.
Ellos te prestan todo, comparten palabras de elogio
siempre quieren abrirnos sus corazones no los pierdas.


TÚ ERES MI AMIGO Y PARA MÍ ES UN HONOR.
Por favor perdóname si alguna vez ..... deje una cicatriz en tu puerta.
Y gracias por ser mi amigo

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